miércoles, 26 de noviembre de 2008

XXX

-"La verdad habla desde un lugar sereno" Dexter

-"I am alone and I know it's my fault" Dover - The Last Word

-"Grande y consolador debe de ser, si vivo mucho tiempo, estar siempre contento de lo que haga, y poder decir por las noches mientras me tapo bien con mis sabanitas para matar el frío No he hecho nada que ofenda a Dios ni a los hombres. Estoy satisfecho de ti, Gabriel" Benito Pérez Galdós - Episodios nacionales: La corte de Carlos IV

-"Pasan las horas y seguía vagabundeando. Tenía mi music,pero me faltaba algo,oye, no se si me entiendes, una persona al lado que te comprende, que te ayuda en los momentos bajos y no se pierde" Triple XXX - Your Love (Tu amor)

Saludos

domingo, 23 de noviembre de 2008

Tortura china (Relato)

En la antigua china existía un procedimiento de castigo de una eficacia macabra. El castigado era inmovilizado tumbado boca arriba de modo que le cayera una gota de agua sobre la frente cada pocos segundos. Tras algunas horas se formaba una llaga en el lugar de goteo. Pero la verdadera tortura consistía en la incapacidad para dormir, debido al continuo goteo, y en la imposibilidad de beber de ese agua tan cercana, llevando al reo primero a la locura y luego a la muerte.

Le parecía que había pasado una eternidad desde que apagó la luz del dormitorio, pero era incapaz de conciliar el sueño. En alguna parte de la casa había un grifo mal cerrado que dejaba escapar intermitentemente una gota, pero con un ritmo perfectamente estable.
A pesar de ser solo una gota retumbaba en su oído con la fuerza con la que las olas golpean contra las rocas de la costa.
EL dormir había pasado de ser una necesidad a ser un deseo inalcanzable. Daba vueltas y más vueltas en la cama intentando coger una posición cómoda, sin embargo sólo conseguía enredarse en la sábana aumentando su así desvelo.
Optó por levantarse y acabar con la gota, esa gota que se multiplicaba en número e intensidad sólo para martirizarle. Abrió y cerró el grifo, sintiéndose victorioso a la par que aliviado, seguro de poder dormir hasta la mañana siguiente.
Todo fue regresar a la cama y retornar la gota, como el archienemigo de un superhéroe de cómic que vuelve cuando se le ha dado por muerto. La miseria de su vida había convertido una gota en su némesis.
Se sintió inútil. Si no podía resolver nimiedades, ni siquiera podía soportarlas, no sería capaz de arreglar sus verdaderos problemas, esos de los que quería desconectar con un reparador sueño.
No pudo más. Se levantó violento, destrozando todo a su alrededor, pagando su frustración con todas sus pertenencias.
Acudió al cuarto de baño, al que tomó como punto de origen de todos sus problemas, como cuando de críos nos enfadamos con el columpio del que nos hemos caído o con el que nos hemos golpeado.
La ira le dio fuerza para arrancar el lavabo, rompiendo la cañería que empezó a escupir litros de agua encharcando el suelo en segundos. Volcó la estantería de las toallas y los utensilios de baño, arrojándola contra la bañera. Sólo le quedaba descargar su furia contra el váter, víctima colateral de su compañero el lavabo.
Cuando tiraba con rabia de la tapa el agua acumulada en el suelo le hizo perder pie, cayendo a plomo sobre la estantería volcada en mitad del cuarto de baño, con la mala fortuna de partirse la espalda al caer. Así acabó su lucha contra objetos inanimados causada por la locura.
La tortura había terminado.

Saludos

jueves, 20 de noviembre de 2008

XXIX

-"¿Por qué marca el doble una lágrima que una sonrisa?" Isusko & Sbrv - Kállate!

-"Tengo esa costumbre: perder mecheros"

-Nosotros nos entretenemos con nuestra sola presencia.

-"No sé como me salen bien las cosas"

-Ahí parado sin otra cosa que hacer que escuchar música e inventar historias.

Saludos

domingo, 16 de noviembre de 2008

XXVIII

-¿Qué frase iba a apuntar antes?

-"¿Qué le pasa a la juventud?"

-Protesta de su propia idea.

-Cada vez es un sentimiento de: se va.

Saludos

viernes, 14 de noviembre de 2008

Recordando: Día de pasión y sangre (Relato)

Es la despedida de soltero de uno de los del grupo. Amigos desde críos. Lo llamamos despedida de soltero porque nos vamos a pegar una fiesta todos juntos antes de su boda, pero nada que ver con una despedida. Por votación y a mi pesar se decidió el no contratar a una striper. Mi argumentación fue que uno de nosotros follaría seguro pero ni por esas. Así que nos quedó el plan carcamal: cena en restaurante de “nouvelle cousine”, borrachera a base de vino y visita a la discoteca de moda. Y allí nos encontramos un grupo de treintañeros ciegos como cubas y rodeados de chavales y chavalas de no más de veinticinco años. Viendo el poco futuro de la situación decido buscarme la vida por mi cuenta. Pido un whisky con Ginger Ale. Ante la cara de incredulidad de la jovencísima y neumática camarera cambio mi petición a un Gin tonic. Miro a mí alrededor buscando objetivos. Un grupo de tres mujeres llama mi atención y me dirijo hacia ellas con la sonrisa más seductora de la que soy capaz dado mi estado. Presentaciones, sonrisas, conversación insustancial. Invito a una ronda. Dos de ellas van al cuarto de baño. La jugada está hecha. Conversación personal, acercamiento físico, parece que tus amigas se han perdido. Me invita a su casa. Salimos de la discoteca y llamo un taxi. Ella da su dirección. Besos y caricias en el asiento de atrás. El taxista nos espía a través del retrovisor. Llegamos y subimos. Besos y caricias en el ascensor. Entramos a su casa. Nos tomamos la última copa. Besos y caricias en el sofá. Nos desnudamos en el camino hacia la habitación. Sexo en la habitación. Terminamos y se duerme abrazada a mí. Por la mañana me ducharé, desayunaré y le pediré el teléfono. Nunca viene mal otro número de mujer en la agenda.

Despierto. Gritos. De hombre. Desde dentro de la casa. Soy consciente de donde estoy, pero no veo el por qué de esos gritos. Escucho a voces el nombre de la mujer que duerme conmigo. La miro y veo miedo y sorpresa en sus ojos. Me levanto en el instante en que entra un hombre en la habitación. Nos mira a ambos con la cara desencajada por la ira. La situación me supera. A él no, sabe perfectamente lo que hacer. Se dirige hacia mí y antes de que me dé cuenta me tumba de un puñetazo. Noto algo en mi boca. Un diente suelto. El sabor ferroso de la sangre. Sigue golpeándome mientras estoy en el suelo. Está a horcajadas encima mía mientras me golpea la cara una y otra vez. Escucho los lloros de ella y los insultos de él. Luego no escucho nada. Sólo un pitido agudo en ambos oídos. No veo, no siento. He superado el umbral del dolor. Sé que todo se acaba. Que es el fin. El marido llegó por sorpresa del viaje.

Saludos