miércoles, 27 de octubre de 2010

Catarsis

Siempre que me preguntan un genérico ¿Qué tal? suelo responder con un ambiguo No me puedo quejar. Normalmente es mentira.
No es la primera vez que recojo mierda del suelo. Literalmente. Tampoco será la última tal y como están las cosas.
85 años no pasan en balde. Toda una vida que, para seguir funcionando, consume parte de vida de la gente que tiene alrededor.
Dependencia total. No es Os necesito, es Sin vosotros no podría llamar a esto vivir.
Por otra parte el dolor de ambos pies parcialmente necrotizados le obligan a tomar morfina. Se ha convertido en un autómata que únicamente conserva la testarudez como distintivo humanizador. Con la cabeza perdida y encima tozudo. Sancho Panza convenciendo a Don Quijote de que lo que ve no son gigantes.
Hemos escuchado decenas de delirios y alucinaciones: barro hasta las piernas, personas deambulando ante sus ojos, animales correteando por el suelo, charcos en el suelo... Es usual verle manipulando el aire, soltar con delicadeza desechos imaginarios sobre la mesa. Su cabeza, en un macabro juego, le hace recrear épocas pasadas, los viejos tiempos, los buenos tiempos.
Pasa las horas muertas dormitando, llegando a dormirse mientras intenta hablarte tratando de enlazar pensamientos inconexos. Jirones de realidad que su cerebro agotado trata de coser.

A veces, sin importar el momento, las lágrimas simplemente te brotan. Son fruto de la pena, de la impotencia, del cansancio mental y físico (durante la noche estás en un continuo duermevela, atento a lo que pueda pasar), de una rabia contenida y acumulada. Rabia porque no hay mejora posible, porque nada a lo que llamemos Dios debería permitir esto, porque la única explicación es el Así es la vida.

Sirva esto como limpia, como un sacar la basura que se me podría por dentro, como futuros No me puedo quejar.

Saludos

martes, 12 de octubre de 2010

Una noche fría y oscura

Y es que en la vida hay que ir tirando, cada uno a su manera. O como se pueda.
Como un caracol, arrastrándose y cargando hasta la muerte con un peso proporcional a su existencia, rezando para que ningún grillo vacilón se le suba a la concha o que ninguna colonia de hormigas decida que él será su reserva de comida. Suficientemente perra es la vida y encima siempre hay cabrones dando vueltas pensando como jodérsela a los demás.
O como los cangrejos ermitaños, que parecen existir únicamente para que nosotros, de pequeños, los desenterremos de la arena y juguemos con ellos en nuestro cubito de playa hasta cansarnos y devolverlos a su insulsa y placentera vida. A veces los cabrones que andan dando vueltas por ahí somos nosotros.
Todo es seguir hacia delante, siempre hacia delante, hasta que levantas la cabeza y te das cuenta de todas las veces que anduviste en círculo, siendo consciente en ese momento de que no llegaste tan lejos como pensabas pero estás tan cansado que ya nunca podrás llegar. Tan cansado que te dejarías llevar al infierno con la condición de no dar un sólo paso más.
Y el destino te alcanza y, dependiendo tu velocidad, te golpea como si un coche te atropellase o fluyes con él como un surfista coge una ola y la cabalga. Decepción o euforia.
Pero ya es tarde, no para mí, ni siquiera para ninguno de vosotros. Es tarde por la hora en la que escribo esto. No tengo nada más que decir a las 1:20 de la ¿noche o madrugada?

Saludos

viernes, 1 de octubre de 2010

Oración 4

Ese indefinible escalón que existe entre amigos y conocidos.
¿Existe un cubo de reciclaje para antiguos amigos?
Buscando ideas como quien busca un tesoro escondido: un viejo mapa en las manos y ganas de trabajar en ello.
La fina línea que separa lo tangible de lo imaginario. Todo lo antitético se dice que está separado por finas líneas.
¿Cómo de ancha es en realidad una frontera?
Hasta que no pueda sentir nada y el dolor se haya ido...
Borrando frases. Borrando pensamientos.
Demasiado tiempo libre hace de mí un vago.
Por muchas vueltas que le doy sigo sin encontrar una explicación lógica. Sigue sin haber comunicación pero volvemos a estar "conectados". Al terminar de escribirlo le encuentro un segundo sentido.
No hay nada que te ayude a escapar excepto esa puerta con un cartel en el que pone "Salida".
Nada de esto representa a nadie, únicamente a un servidor. Aunque haya cosas que ni yo mismo me creo.
Mirando la pantalla como si las palabras fuesen a brotar por sí solas.
Como en un concierto, todo el mundo con sus mecheros encendidos para el gran final.
Todo en esta vida es un día más...

Saludos