sábado, 28 de febrero de 2015

Juguetes

Por un lado, esos juguetes clásicos que llevan contigo desde pequeño. Mecanismos sencillos y una infinidad de horas de entretenimiento. Juguetes nada pretenciosos, hechos con la única intención de divertir, no pretender deslumbrar ni resultar llamativos en una estantería llena de competencia. Esos juguetes a los que volvías cada cierto tiempo para, jugando de nuevo como siempre jugabas con ellos, descubrir que no habían perdido su encanto.
En el otro lado, esos juguetes modernos, brillantes y recargados. Complicados en su forma y en su uso. Los que veías anunciados en televisión e idealizabas porque sabías que, con criterio, tus padres nunca te comprarían. Juguetes de los que te cansabas y nunca volvías a usar, que terminaban abandonados en el fondo de un cajón o dentro de un armario, cogiendo polvo olvidados en su futilidad.

Al final, todos alcanzan el mismo destino. Su obsolescencia llega cuando envejecemos. Los recordamos con cariño pero son recuerdos de un pasado al que nunca volveremos.
Y así, una parte de nosotros también yace acumulando suciedad en algún lugar olvidado de la casa.


Saludos

jueves, 19 de febrero de 2015

CXXX

-"Donde los hombres no pueden vivir a los dioses no les va mucho mejor"  Cormac McCarthy - La carretera

-"Suelo sentir lo que hago y creer en lo que hablo. Sonrío mientras vivo y solo vivo mientras tanto"  Falsalarma - Fieles con lo vivido con Morodo

-"I never wanted to say how much I liked you, I never wanted to be one of your sad discoveries"  Angels & Airwaves - Anomaly

-"Don't theorize, I practice what I preach"  Rhyme Asylum - Who goes there


Saludos

sábado, 14 de febrero de 2015

Perspectiva (Relato)

"Tienes que tomarte las cosas con una actitud distinta";"No todo puede afectarte así";"Trata de ver la vida de otra manera". Frases como estas, y otras similares, eran materia común en las conversaciones con la mayoría de la gente que lo conocía.
Tanto era así que decidió llevar una de ellas a la práctica de la manera más literal que se le ocurrió.
Si la solución era ver la vida de otra manera, desde otra perspectiva, ¿qué mejor modo que el cambiar, físicamente, el punto de vista?
Tras barajar diversas posibilidades concluyó que la forma más simple de practicar esa solución era comenzar a andar de espaldas, algo más sencillo de pensar que de llevar a la práctica. Al fin y al cabo, el cuerpo humano no está diseñado para desplazarse de manera inversa, pero su determinación a provocar cambios en su vida debería ser más fuerte que una dificultad evolutiva.
Los primeros días fueron conflictivos. Se daba golpes en los sitios más comunes e insospechados y, al forzar el cuello para poder ver por encima de sus hombros, los dolores cervicales fueron una constante tras varias horas en esta posición antinatural. Además, no era fácil de explicar a otros transeúntes que se chocaban con él que caminaba de así en un intento experimental de mejorar su vida: lo miraban como al loco que quizá era, lo que no le salvó de algunas trifulcas peligrosas. De una de ellas tuvo que escapar a la vieja usanza de correr hacia delante.
Cuando finalmente consiguió adaptarse a su nuevo estilo de caminar las cosas, efectivamente, mejoraron. Mientras andaba todo seguía igual: la gente que caminaba en sentido contrario pasaba por su lado tan fugazmente como lo había hecho hasta ahora y recibía miradas extrañadas de los que caminaban en su sentido. Sin embargo, y aquí sí cambiaron las cosas, cuando paraba en un paso de peatones o algún semáforo en rojo, podía mirar a la cara a aquellos que se paraban junto a él. Claro está que esas miradas de extrañeza seguían estando ahí, pero igualmente encontraba miradas positivamente curiosas; sonrisas de quien descubría en él una persona distinta o en evidente proceso vital; caras amigables a las que, todos los años de su vida, había dado la espalda en situaciones similares.
Esta nueva perspectiva había dado los frutos esperados: su humor cambió al comprobar que en la vida había muchas más cosas buenas de las que, en el agobio de la rutina, somos capaces de disfrutar.
Sin embargo, el mundo no se adapta con sincronía a nuestros cambios, y lo que comenzó como una idea alocada, se demostró como un cambio a mejor, terminó siendo su última decisión importante.
Había viejas malas costumbres que, por el simple hecho de cambiar la perspectiva, no habían desaparecido. Por encima del hombro pudo ver el semáforo parpadeando. El tiempo suficiente como para, en tres largas zancadas, cruzar la calzada hasta la otra acera solo que, ahora las zancadas no eran tan largas ni tan equilibradas. Una pierna que trastabilla a la otra; un tropiezo involuntario; un coche que, girando desde la calle transversal, no le ve caído en el suelo.
Tres elementos azarosos que ponen fin a la historia de un hombre con la determinación de algo tan complicado como tratar de cambiar para mejorar.


Saludos

sábado, 7 de febrero de 2015

CXXIX

-"[...] lo monstruoso no es que los hombres hayan creado rosas de este estercolero, sino que, por una u otra razón hayan de desear rosas. Por una u otra razón, el hombre busca el milagro y, para conseguirlo, se bañará en sangre. Se corromperá con ideas, se reducirá él mismo a una sombra si un segundo siquiera de su vida puede cerrar los ojos a lo espantoso de la realidad. Todo se soporta, desgracia, humillación, pobreza, guerra, crimen ennui, en la creencia de que de la noche a la mañana ocurrirá algo, un milagro, que hará tolerable la vida."  Henry Miller - Trópico de Cáncer

-"Duda: ¿En qué difiere el nunca será de lo que nunca fue?"  Cormac McCarthy - La carretera

-"You ran with the dead today through the cemeteries where ghosts still play. The more you ran, love got further away. One look and I saw inside every little thing you'd die to hide."  Editors - You don't know love

-"Ella es el turno que pasó, la oportunidad que espera, el regalo que se compró y espera que lo desenvolvieran."  SFDK - Ella con Alberto Gambino


Saludos

lunes, 2 de febrero de 2015

Combustión espontánea (Relato)

Cuando los bomberos consiguieron derribar la puerta, una humareda densa y nauseabunda les dio su calurosa bienvenida.
Abundante agua por cada rincón del apartamento para evitar posibles focos ocultos o rescoldos que hicieran resurgir las llamas y, con ellas, poner en peligro el resto del edificio.
Un destacamento bien entrenado, profesional y eficiente como solo gente dedicada fervientemente a su trabajo puede lograr, consiguió sofocar con rapidez el fuego, que solo era virulento en la habitación, donde sin duda había surgido y, de ahí, propagado al resto de estancias.
Una sola víctima, R.G.B., yacía calcinado en su cama, un esqueleto metálico formado por el somier y el cabecero cubiertos de tizne.
El incendio se había originado allí, pero no había rastros de combustibles ni de fuentes de calor. Todos los enchufes estaban en las condiciones adecuadas. Cualquier explicación física fue rechazada como motivo o causa del incendio.
Ante la ausencia de pruebas lógicas, la investigación concluyó que la única respuesta era la imposible: combustión espontánea.

R. tenía un vicio inconfesable, algo desagradable que le hacía regocijarse como un niño pequeño: disfrutaba de sus flatulencias. Le gustaba que fuesen sonoras, densas y olorosas; se reía tanto con ellas como con un buen chiste.
El momento de mayor goce para él era cuando, ya acostado, generaba un estruendoso pedo que se mantenía algunos segundos tomando consistencia bajo las sábanas.

Aquella noche hacía especial calor. Era uno de esos días de invierno que más bien parecen el comienzo de la primavera, aunque esta quedaba todavía lejos. Su grueso pijama de manga larga venía molestándole hacía rato.
Al moverse para quitarse los pantalones, un retortijón le indicó la inminencia de una ventosidad. Con una sonrisa culpable acomodó el cuerpo para que esta escapase con facilidad. Ese fue su último error.
El pijama, de un barato tejido acrílico, había acumulado electricidad estática y unas pequeñas chispas surgían del mismo en cada movimiento. Cuando a esas chispas se le unió una flatulencia cargada de metano, la llamarada fue instantánea.
El fuego bajo las sábanas y junto al colchón se propagó rápido, sin tiempo para R. de escapar del mismo. Iba a arder en su propio vicio.


Saludos