lunes, 7 de junio de 2010

Helicópteros (Relato)

-¡Coge un puto lápiz y papel y ponte a escribir!
-¡No puedo!
-¡¿Cómo que no puedes?!
-¡No tengo nada que escribir!
-¿Me has dicho eso en serio?
-Es la verdad.
-¿Me estás diciendo que tu vida es una mierda? Porque si nada de lo que lees, de lo que escuchas o lo que ves, en definitiva, de lo que vives, te sirve de inspiración es que tu vida es una mierda. Sin más.
Se miraron. El acusador, arrogante, sintiéndose superior. El acusado, achantado, compungido, como un niño al que pillan en una mentira.
-Me siento seco, vaciado, con la sensación de haber escrito todo lo que tenía dentro. Todo lo que tenía que escribir.
-Eres un flojo.
Tajante, todavía en posición de poder. La vergüenza y el autodesprecio convertidos en sorpresa. Una bofetada inesperada.
-¿A qué viene eso?¿Qué me quieres decir?
-¿No piensas nada a lo largo del día?¿Tu cerebro está en blanco en todo momento?
-No, pero son rayadas personales, cosas privadas. A nadie le interesarán.
-¿Y qué te impide convertirlas en algo diferente? Algo impersonal, aunque identificable a un nivel íntimo, en lo que alguien pueda sentirse reflejado.
Había ganado la discusión. Jaque mate. Te acabo de cerrar la boca a razones, si me permites la expresión.
Resignado, como cualquier lunes por la mañana de camino al trabajo después de un largo fin de semana.

Saludos

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