sábado, 20 de diciembre de 2008

XXXII

-"Y otro día hechado por alto"

-"Pero qué corre ¿en vaqueros?"

-"¿Te falta algo? ¿Te sientes sólo? No importa, pues un corazón grande se llena con poco" Xhelazz - La soledad comienza

-"She's never alone, because she's scared of what she might say to herself" No Use For A Name - Let Me Down

Saludos

miércoles, 17 de diciembre de 2008

La soledad que nunca comienza

No es su amiga. Sólo le llena una necesidad: la de compañía. Sin alguien a su lado se abre un abismo a su alrededor.
Lo más probable es que no le interese lo que le diga, quizá ni la escuche y, por supuesto, hablará la mayor parte del tiempo que estén juntas. Pero la necesita a su lado.
Para este tipo de personas la soledad es vacío. Apostaría a que escucha música no sólo porque le guste, sino por sentirse acompañada. Seguro que también canta en voz alta, así de paso se siente escuchada.
Intenta reducir el tiempo que pasa sola al mínimo, siempre en compañía de quien sea. No es porque sea sociable, también conozco más de un caso y no actúan igual. Me repito, pero necesita compañía.
Quizá teme sus pensamientos, quizá teme sus recuerdos, quizá no tiene ninguno de los anteriores y le aterra su mente en blanco. Por eso salta de conversación vana en conversación vana, de charla en charla, de nada en nada.
Puede parecer que se interesa por las cosas de los demás, pero no es más que su pretexto. Una excusa tras la cual, después de haber contestado a su pueril pregunta te convierte en el oyente de un monólogo insustancial, aburrido o, en el mejor de los casos, obvio.
Si hablamos de mí, hablamos de su opuesto. Me gusta la soledad. Me gusta más la compañía de los que son mis amigos, pero disfruto de la soledad. Me permito escucharme, concentrarme, reflexionar, pensar. Sin soledad nada de lo que escribo sería posible. Son cosas como estas las que se pierde.
No la menosprecio ni le falto al respeto. Tampoco la juzgo, no soy quien para ello. Sólo me apiado de ella.
Saludos

sábado, 13 de diciembre de 2008

Recordando: ¿Y ahora qué? (Relato)

Marcas producidas por lágrimas secas surcan mi cara. Paralelismo con la naturaleza. Un río, fuente de vida, prosperidad; cuando se seca no queda nada, solo su cuenca agotada, un desierto. Mis lágrimas, la última señal de amor; después el vacío, la soledad. Otra forma de desierto. El primero te mata desde fuera, el segundo lo hace desde dentro.
Únicamente tres palabras. Una interrogante. ¿Y ahora qué? Esta pregunta monopoliza mi cerebro. No puedo pensar en otra cosa. Encuentro pocas respuestas pero solo me aportan soluciones que no están en mis manos. Se que hay otra solución pero evito el pensarlo. Viene de un lado de mi personalidad oscuro y desconocido. Un lado que no quiero que tome decisiones.
Hasta hace poco todo era muy fácil. Ella estaba conmigo y me bastaba. Nunca me planteé cuanto duraría pero supongo que daba por hecho que sería bastante tiempo. Ahora se que esto no entraba en sus planes.
Me dijo que se acabó y punto. Sin explicación alguna. Solo la típica excusa, que para el caso es lo mismo. Cualquiera que sea en la que estéis pensando ahora se adapta a mi historia. No creo que fuera algo impulsivo, seguramente lo llevaba tiempo pensando hasta que se decidió. Comunicarme su decisión era un puro trámite. Estas cosas no admiten prorroga alguna. Cuando se acaban unilateralmente también lo hacen colateralmente aunque uno de los dos no se haya percatado del fin.Primero fue asombro por lo inesperado. Luego fueron las súplicas, los ruegos. Todas esas cosas que en realidad no llevan a ningún lado. Después fue el sentimiento de culpabilidad que poco a poco fui volcando en ella hasta convertirlo en odio.
¿Y ahora qué? Ahora me encuentro aquí tomando consciencia de que la única solución que puedo llevar a cabo es aquella en la que nunca antes habría pensado, aquella que nunca querría haber tomado, aquella que es tan drástica y dolorosa que acabará con esto para siempre.Voy a su encuentro. Sé donde trabaja y espero a que salga. Estoy en la acera de enfrente. La tensión recorre mi cuerpo pero al mismo tiempo tengo una sensación de alivio total al saber que este dolor se va a terminar. Cuando sale grito su nombre. Al verme y reconocerme la noto sorprendida y, durante un instante, distingo en sus ojos el reflejo del miedo que siente.
Me lanzo a la carretera en el mismo momento en el que pasa un autobús. El conductor es incapaz de reaccionar a tiempo y me arrolla. Acabo tendido a varios metros del punto de impacto. La tensión ha desaparecido y es sustituida por un alivio que embarga mi cuerpo.
Al final todo se reducía a ella o yo. Lo cobarde hubiese sido acabar con ella. Así que fui yo. Al fin y al cabo ella no tiene la culpa de que yo fuera un desequilibrado.


Saludos

viernes, 5 de diciembre de 2008

XXXI

-"Resulta estúpido hacer trampas en el solitario"

-"Me gusta a veces las cosas hacerlas lentas"

-Siempre puedo contestar la pregunta ¿en qué piensas?

-Está demasiado ocupada ignorándome como para sentarse mirando hacia mi.

Saludos