Yo construí la barrera que nos separa. Sin darme cuenta le dediqué tanto tiempo que ha pasado a formar parte de mí. Ahora la llevo conmigo a todos lados.
Como todas las cosas que llevamos con nosotros ha terminado convirtiéndose en una carga.
Lejos quedó su utilidad (si es que alguna vez la tuvo) y los motivos por los que comenzó su construcción.
Hoy día sólo estorba y jode.
Hubo quienes se enfrentaron a ella y la abordaron de diversas formas.
De aquellos que la superaron, algunos años ha que se exiliaron, demostrando así que las barreras ni protegen ni retienen.
Otros muchos decidieron quedarse y aquí siguen, a mi lado, física, espiritual o moralmente.
Pero esto no va sobre ellos ni sobre mi. Va sobre la barrera.
Son pocas las veces que me asomo y oteo el horizonte en busca de viajantes dispuestos a escuchar mis indicaciones de como entrar.
Son pocas las veces que me aventuro a salir de la barrera (toda barrera tiene una puerta) a investigar los alrededores. En esas ocasiones encuentro otras fortalezas, algunas mejor protegidas que la mía. Normalmente regreso magullado y dolorido después de haber sido rechazado.
Pero esto no va sobre los viajeros ni sobre mis viajes. Va sobre la barrera.
No renegaré ahora de ella. Para bien o para mal esa barrera me ha llevado al cómo soy y al cómo estoy y, como siempre, no me puedo quejar.
Cada cual tiene sus defensas y sus protecciones, no es algo de mi exclusividad.
Pero, y sin que sea una declaración de intenciones, en algún momento hay que firmar un armisticio.
Saludos
1 comentario:
¿Podría evolucionar la barrera y ser selectiva?
Sabes lo que pienso de las barreras, aunque mientras no se convierta en una cárcel, no es juzgable...
Me gusta especialmente éste post señor.
Un abrazo!
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