martes, 9 de febrero de 2010

Diario de hotel (Relato)

La luz que se filtra a través de la cortina de una ventana sin persianas hace que se despierte. Ni siquiera hace el esfuerzo de intentar recordar dónde se encuentra: es simplemente otra habitación de hotel de una ciudad cualquiera en la que la noche anterior tenía un concierto. La vida de una estrella de la música. Lagunas en la memoria del tamaño de océanos.
Se incorpora hasta sentarse en la cama, con los pies apoyados en la moqueta. La boca le sabe a sexo, humo y alcohol. A su lado descansa una mujer desnuda cuyo nombre desconoce. Groupie. Una palabra algo despectiva aunque bastante cercana a la realidad. Ganado a la espera de ser sacrificado en el backstage. Su mánager criba quien es lo suficientemente atractiva como para entrar. A él le basta con un gesto para recibir cualquier tipo de favor sexual. Prostitución pagada con fama.
El aspecto de la habitación es caótico: muebles volcados, botellas vacías o rotas, restos de comida diseminados por todos lados, motas de cocaína sobre cualquier superficie plana. No se podría averiguar cuantas personas pasaron por allí esa noche. Sexo, drogas y rock&roll. Los tópicos, así como las generalizaciones, se basan en ciertos componentes de la realidad.
Una ducha le devuelve algo de vitalidad y le refresca las ideas. Observa su reflejo en el espejo del cuarto de baño. Una cara demacrada y consumida le devuelve la mirada. Piensa en lo que le espera al salir de ahí: desayuno, furgoneta, otro concierto, otra habitación de hotel.
Otro concierto donde dejará parte de su alma.
Otra habitación donde dejará parte de su vida.

Saludos

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