martes, 2 de abril de 2013

Inconexiones

Todo lo que ven mis ojos es temporal, pero siento la imperiosa necesidad de aferrarme a ello como muestra de que sigo viviendo una realidad distinta a la de unas vacaciones largas o un paréntesis.
Vital y valioso.
Cada día es una improvisación; riesgo que a veces desemboca en el hastío y la vagancia más absoluta.

Segundo párrafo, sigue moviéndote, hay más música que hacer...

Quiero ser incoherente, inconexo, pero que al mismo tiempo se deje notar la sensación subyacente de que el conjunto es homogéneo.
La incoherencia no nace de la improvisación: esta tiene unas estructuras, unas maneras que deben ser respetadas. Si no es así tienes caos y disonancia.
Para ser inconexo no debes divagar. La divagación enlaza ideas de manera subconsciente, no es verdadera inconexión.

Las palabras no deben ser el camino ni el paisaje, sino el dolor de estómago y las ganas de vomitar del mareo por ir leyendo en un coche. O como el calor del sol filtrándose a través de una ventana.

Desencriptar palabras por la misma costumbre por la que encriptas las tuyas. Dos ejércitos intentando descubrir los códigos secretos del enemigo.

Decir algo para no estar una semana en silencio.
Esto comienza a parecerse a otra cosa.

Estocada y muerte.


Saludos

No hay comentarios: