viernes, 5 de septiembre de 2008

Recordando: Charni, cani, kinki, kie...

Con este post pretendo abrir una nueva sección en este blog. En ella recuperaré artículos de mi anterior blog con dos finalidades: refrescar la memoria de los que ya los leyeron y descubrirles mis orígenes literarios a los que no lo hicieron. Prometo no abusar de posts antiguos y usarlos sólo en etapas de ajetreo (actualmente estoy en época de exámenes) o de sequía de inspiración.


Muchos nombres para definir a un mismo grupo de gente. Aquí en Málaga usamos una palabra autóctona para llamarlos: merdellones. Por lo visto, esta palabra viene de la época en que Napoleón extendía su imperio por toda Europa. Para referirse a la población andaluza, sus soldados (gabachos de mierda, como diría Reverte) usaban el término "merde gent" (supongo que se escribe así) al que creo que no hace falta que le haga la traducción. Este termino ha derivado hasta nuestros días, convirtiéndose en imprescindible si te haces llamar malagueño.
Los merdellones son fácilmente reconocibles a simple vista por su aspecto exterior. Su indumentaria básica consiste en: tenis (con preferencia por la marca Nike) calcetines (blancos, por supuesto), chándal (preferiblemente también marca Nike, a ser posible de la linea Cortez), camiseta sin mangas (generalmente de esas blancas de tirantes que el resto de los mortales usamos como camiseta interior) y gorra o, en su defecto, visera. En verano esta indumentaria cambia sustituyéndose los tenis por chanclas y los pantalones del chándal por unas bermudas. Como principales complementos llevan cualquier cosa que esté hecha de oro, véase anillos, sellos, pendientes (en forma de pluma) y collares (con algún tipo de cruz o cristo colgando, o incluso con el escudo del Málaga C.F.). Su modo de desplazamiento más frecuente es en moto (con sus correspondientes pegatinas de motivos tribales en los laterales), la cual mantienen en un considerable buen estado (teniendo en cuenta el ajetreo al que la mantienen diariamente) a base de robar piezas de motos ajenas (tienen una habilidad pasmosa para desguazar motos en cuestión de minutos en mitad de la calle, valiéndose para ello de un destornillador y llave inglesa). Con el tiempo cambian la moto por un coche de segunda mano tipo Opel Kadett, el cual tunean hasta rozar lo esperpéntico (añadiendo los insustituibles motivos tribales, por supuesto)
Su principal ocupación (a parte de robar piezas de motos) es ir a gimnasios a entrenar en artes marciales como el full- contact o el kick-boxing. Lo que sucede con esto es que les entran unas ganas bárbaras de poner en práctica lo aprendido, formándose unas peleas antológicas cada cierto tiempo (algunas zonas de la feria de Málaga son territorio comanche).
Van siempre en grupos numerosos (aún más sin los acompañan sus respectivas parejas a las que por regla general dejan embarazadas antes de los 20)
Y eso es otra, sus parejas. Nunca el refrán Dios los cría y ellos se juntan cobró tanto significado. Son tal para cual, con su mismo gusto desaforado por los oros (unido esta vez a su gusto por los corales), sus gustos parecidos en el vestir (cambiando los pantalones del chándal por esos pantalones que quedan apretadísimos y que dejan ver más tanga del que tapan) y esa forma de expresarse a voces que les proporciona más cobertura con la voz que la que puede alcanzar cualquier móvil del mercado.
Pero como dice una frase hecha de todo tiene que haber en la viña del Señor. Por eso, y para desgracia de muchos, yo también existo.

La entrada original data del 15 de Octubre de 2005 y ha acumulado hasta la fecha 219 comentarios.
Saludos

1 comentario:

KyRiah dijo...

Hola!!! Creo que yo en mi pasado fui quinqui (poligonera para ser más exactos) y aunque forma parte de mi pasado ya me he integrado en una nueva subespecie jejeje
Me ha gustado mucho tu descripción de los merdellones -menudo palabro-, fichado quedas, pues.
Saludos!