lunes, 27 de octubre de 2008

El pan nuestro de cada salida nocturna

"No por falta de oportunidades"
Me dicen eso y se me queda cara de estúpido, esbozo una sonrisilla y contesto un escueto "Ya"
Entonces, ¿por qué?
Es la pregunta que me he hecho cientos de veces y, a pesar de haberla contestado otras tantas, sigue sin explicación.
Tengo una contestación entre divertida y autoflagelante para cuando me lo reprochan: una vez cada cierto tiempo, cuando varios planetas se alinean... Los que me conocen saben que no va a ningún lado y me dejan por imposible. Yo me dejé por imposible hace años.
No es algo genético. En mi propia casa tengo la prueba. De repente y sin motivo aparente pasó de la noche al día.
Lo que está claro es que a mi el alcohol no me ayuda a la hora de cambiar. Mi maravillosa mente no desconecta ese botón en ningún momento ni bajo ninguna circunstancia. Bueno si, una vez cada cierto tiempo, cuando varios planetas se alinean...
Pero eso no lleva a ningún lado.
En mi hombro derecho un pequeño yo vestido con vaqueros y una camiseta roja (nunca me disfrazo así que mis alucinaciones metafóricas tampoco lo van a hacer, y menos de demonio) me dice que no lo voy a conseguir, que me van a largar de malas maneras y regresaré al punto de partida humillado y deprimido. En mi hombro izquierdo otro pequeño yo vestido con vaqueros y camiseta blanca le da la razón.
En un capítulo de Los Simpson, Homer les dice a sus hijos "os habéis esforzado y que habéis conseguido: nada. La lección es: no os esforcéis" Y esto, cuanto menos, es un esfuerzo mental.
También me gusta decir que estoy intentando cambiar las reglas del juego, que tal y como está montado estamos en posición de inferioridad, que no es nada óptimo para ninguno de los dos bandos que funcione así, pero parece que las hormonas del resto de mis compañeros de género pueden más que mis argumentaciones. Y es lógico.
Muchas veces me han dicho lo buenas que son mis cartas, sé que no como halago barato sino como inyección de moral, pero cuando sólo asientes, afirmas y, en caso de que te pregunten ese temido "y ¿entonces?", sólo contestas "yo que sé" es que, simplemente, ese juego no es para ti.
"No por falta de oportunidades"
Esta sentencia ronda mi cabeza desde esa fatídica noche en la que esta frase era aplicable a ambos.
Querido amigo, es por falta de agallas. Joder.
Saludos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ya te digo... pero, yo que se! jeje

Anónimo dijo...

Lo que te hace falta es jubilar ya a tu pequeño demonio y tu angel y recogerte otros nuevos que vengan con mentalidad positiva de fabrica.