sábado, 4 de octubre de 2008

Sistemas financieros

No puedo dejar de pensar. Intento escuchar lo que dice, leer la pantalla que nos pone delante pero va tan lento, le da demasiadas vueltas a algo que se entiende a la primera, que no puedo dejar de pensar.
Las pequeñas novedades que se están materializando en mi vida me insuflan entusiasmo. Sin embargo, las cosas que no cambian me siguen molestando. Esto es porque me gustaría que cambiasen, quizá no porque deban hacerlo. Es el clásico no eres tu, soy yo aplicado a mí contra mi vida.
Todo me parece cada vez más falso, todo me cansa cada vez más, pero pienso en ese proyecto que no sé donde puede acabar, aunque parece tener un gran futuro independientemente de mi continuidad a largo plazo. Me quedo con que hoy día estoy dentro, soy parte de ello y voy a ayudar a su crecimiento.
Vuelvo a escuchar y está diciendo algo que sé, está explicando algo que está escrito en la pantalla. Es reiterativo. Cambia la pantalla, leo rápido y estoy de vuelta.
Parece que me quejo demasiado. A mi modo de ver no es una queja, no voy llorando por los rincones, es mi punto de vista sobre las cosas.
Todo esto no va a ningún lado. Son poco más que palabras con un orden lógico y que quieren decir lo que se lee. No es nada profundo y apenas es interesante. Pero para mí es necesario, es mi terapia psicológica. Son necesarias las mediocridades para, por comparación, apreciar la calidad.
Saludos

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