miércoles, 2 de julio de 2014

Cazadores

No existe el miedo cuando eres la principal amenaza. Algo así como el depredador más peligroso o el tío más chungo del barrio.
Esperar pacientemente en la más tenebrosa oscuridad hasta conseguir, de nuevo, manchar tus manos de sangre fresca no es problema si eres tú el que sostiene el arma y maneja los tiempos. Víctimas abocadas a un lastimero desenlace que, confiadas, se adentran en tu territorio con la confianza del que cree conocer su destino.

Igualmente, personas que saltan de una relación a otra porque nunca les importó lo más mínimo ninguna de sus parejas. Como evidencia oculta y desconocida la pléyade de corazones fracturados, que no rotos, que en reguero han dejado a sus espaldas.
Dañar, engañar y mentir sin remordimientos es su poder, su reservada amenaza. Una atractiva careta es su protección: la barrera que les permite usar y tirar hasta la nunca alcanzada saciedad.

Una simple reflexión; afortunadamente no una experiencia.


Saludos

No hay comentarios: