domingo, 6 de julio de 2014

Museo [Revisita]

Aquella obra dejó una profunda huella en mí. Recurrentemente se me aparecía, nítida y viva, cada vez que no tenía nada en lo que pensar. Un protector de pantalla mental.
Como yo mismo, se encontraba en aquel museo de paso, parte de una exposición temporal. Al poco tiempo también volvió al lugar en el que está habitualmente expuesta.
Una reproducción colgaba ya para entonces de la pared de mi cuarto a la espera de encontrar la manera de volver a presenciarla en vivo, en ese otro museo. Un sustitutivo edulcorado pero, a falta de la cercanía del original, se me debía hacer suficiente.
De nuevo unos pasillos, salas de museo esta vez más pequeñas y acogedoras, con menos obras pero, de alguna manera, familiares y cercanas. Y ahí, como si todo este tiempo hubiese estado esperándome, esa obra cautivadora y acongojante de una manera agradable. Nunca me había sentido así. Me acerco decidido, sabiendo que esta vez, ya conocidos los rasgos principales, podré zambullirme en cada pequeño detalle, en cada pincelada que quiera significar algo, en cada grumo de la pintura que actúa como tentación prohibida de sentir a través del tacto.
Sé que, sin remisión, este museo también cerrará, que tendré que salir por sus puertas para, otra vez, no saber si volveré a observarla, si volveré a este museo; lo que no dudo es que su imagen me acompañará como solo las cosas importante pueden hacer.

Más momentos que memorizar.
Más risas y sonrisas. Más palabras y silencios. Más respiraciones, gemidos y suspiros. Más caricias y estremecimientos. Más miradas...
Irrepetibles tesoros.


Saludos

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