martes, 4 de agosto de 2009

Divagando

Hace tiempo que no escribo, lo sé. Será por el calor. Será...
No es que pase poco tiempo delante del ordenador. Lo paso. Veo series. Reviso una y otra vez las mismas páginas como esperando encontrar una revelación vital en alguna de ellas. Aunque luego te das cuenta de que las únicas revelaciones vitales que cruzaran frente a ti lo harán en la vida real, como el hecho de que en el futuro sólo quedaremos los mismos. La experiencia no hace más que constatarlo.
Tampoco es que no haya pensado en qué escribir, sólo ejerzo una feroz auto-censura previa: nada es valido porque nada es lo suficientemente bueno. Debería ahorrarme filtros y escribirlo todo. Supongo que si hago algo con calidad resplandecerá sobre la morralla. O eso o corro el riesgo de que se ahogue con la mierda por el cuello.
Me empieza a gustar esto de escribir con hastío, me obligo a arrancar frases con sentido sin importarme qué dirección toman, como un aspersor plantado en mitad del desierto regando la ardiente y polvorienta arena.
Dedicado a todo aquel que tuvo un diario y lo dejó, a todo aquel que tuvo un blog y lo dejó, a todo aquel que empezó a escribir un libro con sus memorias y se dio cuenta de que su vida no era tan interesante como para contarla. Si hubieseis continuado con vuestra obra habríais llegado a algo parecido a esto pero peor. Me voy a permitir esta arrogancia.
¿Dónde debo terminar lo que no ha tenido un inicio con sentido, lo que quizá ni siquiera debería haber comenzado? En una línea más.
Mientras el tiempo pasa arrastrándose, como derretido y aplastado por las altas temperaturas.
Saludos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Icarete, de madrugada desde la tierra del champán, donde el frío y la lluvia no cesan, el tiempo juega conmigo...retomo la lectura de tu blog para llevarme una grata sorpresa. No esperaba menos. Enhorabuena otra vez.