martes, 15 de octubre de 2013

La deportista (Relato)

Es muy tarde y estoy hecho mierda. Cuando te convences de no beber más llega alguno de tus colegas con otra cerveza en la mano porque "tío, tú has pagado antes" y, esto es así, el alcohol no se desperdicia. Así que, más mierda todavía.
Supongo que llevará por aquí un rato, pero me doy cuenta de su presencia ahora: morena, pelo largo y rizado, casi tan alta como yo y atlética. El aspecto de una tía normal. No pega una mierda con el ambiente de este antro porque, no nos engañemos, aunque terminemos aquí todas la borracheras, esto es un antro. O precisamente por eso esto sea un antro, vete a saber.
Hago un enorme esfuerzo por parecer fresco mientras me acerco hacia ella y, joder, debo ser un actor cojonudo porque parece funcionar. Le digo eso, que no pega una mierda aquí (evito la palabrota para no parecer un tirao), que esto es un antro y que lo sé por experiencia y la tía se ríe, como si algo de lo que he dicho fuese un chiste en vez de la maldita verdad. Me cuenta que ha venido a estudiar aquí, que lleva unos pocos días en la ciudad y que es la primera noche que sale con sus compañeras de piso. Asiento y sonrío como haría un tío educado, incluso le hago las preguntas de rigor para que siga hablando (¿De qué ciudad vienes?¿Qué estudias?...) pero no se me va de la cabeza el porro que me quiero fumar, así que en un descanso de su cháchara le digo que tengo un colega fumando en la puerta, que salgo a hacerle compañía y que en un rato vuelvo. "Claro, sin problema. Yo buscaré a mis compañeras a ver que plan tienen." dice mientras sonríe. Joder, no para de sonreír; a mí haría rato que se me habría desencajado la puta mandíbula.
Me alejo unos pasos calle arriba y me siento en un portal. Me gusta tomarme mi tiempo rulando y fumándome el porro: esto es un ritual que hay que hacer con adoración y mil ojos alrededor por si se acerca un secreta con la intención de joderme la noche y, de paso, la fumada. Además, dentro me espera el tugurio que ya conozco de sobra y la gente más hecha polvo de la ciudad, así que casi mejor aquí a solas con mi pompa.
Es una sorpresa de la hostia entrar y comprobar que la tía de antes sigue por aquí y que, por si fuera poco, sonríe al verme. Me acerco y le pregunto qué quiere beber. Su respuesta me da por culo: una Coca-Cola; eso quiere decir que hoy no follo (¿Una tía sana con un tío reventado como yo? Ni de coña en la primera noche) pero la tía está buena y parece disfrutar con mi compañía, vete a saber por qué, así que tardo un minuto en volver de la barra con una puta Coca-Cola y una birra para mí porque peor no puedo acabar y, por otra parte, lo que siembre hoy quizá lo recoja otro día.
El porro comienza a hacerme efecto y ella no para de hablar. Le estaré pareciendo un nota de esos que saben escuchar, cuando en realidad lo que pasa es que no puedo ni hablar porque suficiente esfuerzo es mantenerme en pie y despierto. Me está hablando de que hace deporte, algo de salir a correr y qué sé yo. Todo lo que digo es sí, sí, mientras imagino su vientre plano y ella desnuda sobre mí. Joder qué buena está.
De repente, otras dos tías se acercan a ella y le dicen algo al oído. Una de ellas me echa una mirada de "vaya desperdicio de tío". Mi cara pretende demostrar indiferencia, pero ni puta idea de si lo he conseguido. "Mis amigas y yo nos vamos, que ya es un poco tarde. ¿Te apuntas entonces a lo de mañana?" ¿Qué coño será lo de mañana? Le digo que sí y le doy mi móvil para que apunte su número, ya sabes, por si acaso. "Guay. Recuerda, mañana a las 10 en la pista de atletismo"
¿10?¿Pista de atletismo?¿A qué mierda me he comprometido? Me voy a tener que beber otra cerveza para asimilarlo.

Es muy temprano y me quiero morir. Son poco más de las 10 de la mañana y estoy corriendo en círculos o, más bien, arrastrándome sobre dos patas. Llevamos unos pocos minutos trotando y estoy sudando como un pollo asado y los pulmones me arden.
Debería estar disfrutando de observarla correr justo delante mía con esos leggins pegados que le marcan un culo digno de competición, ese vientre plano que ayer imaginaba y que hoy veo gracias al top deportivo que lleva puesto y esa cara sin maquillaje que ya no recordaba y por la que mataría por tener bien cerca dentro de mi cama. Joder qué guapa es.
Sin embargo aquí estoy, luchando por mi vida, todavía medio borracho y colocado y mintiendo cada vez que, con sincera preocupación, me pregunta si estoy bien y si quiero que paremos. Me gustaría decirle que ya vomitaré en casa si no muero antes, pero en cambio le digo que no se preocupe, que estoy bajo de forma porque hace unos meses que no hago deporte (tengo que evitar la carcajada cuando digo meses en vez de casi toda mi puta vida).
Y ahí sigo, corriendo como puedo para que quede claro que no soy ningún tirao...


Saludos

No hay comentarios: