jueves, 25 de diciembre de 2014

Brotes verdes

Una vieja idea, deliberadamente relegada al cajón de los sueños imposibles. Una dolorosa pero necesaria decisión.
Tiempo después, y sin haberla olvidado por completo, vuelve a tu mente.
El cajón te llama, algo parece latir dentro de él. Cuando lo abres huele a fresco, brilla, refulge, el tiempo de barbecho parece haberle insuflado vida.
La idea está ahí, ahora menos imposible de lo que parecía, más real que todo lo que llegó después de tratar de desecharla, más valiosa que el cúmulo de intangibles no promesas en el que te mueves.
Puede que de nuevo la ilusión te nuble el sentido, pero quieres estar siempre embriagado de esta sensación. Si no es felicidad debe quedar cerca de ella.
La acoges como el excelente propósito que es. Y como dictaminó el reducido consejo de sabios, ya se verá si las cosas funcionan como para tratar de llevarla a cabo.

Saludos

400 publicaciones después, ciertos escritos siguen teniendo un destino concreto.

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