domingo, 16 de diciembre de 2012

VIP (Relato)

-¿Qué hacía en la sala VIP de aquel local?
-Supongo que, como todos los que estábamos allí, fui con mi novia y varios amigos a ver el concierto. Si se refiere concretamente a la sala VIP el caso es que conozco a uno de los dueños del local. Por lo que me contó habían tenido problemas con las entradas y se habían vendido de más, por lo que para descongestionar la zona general los dueños pasaron a sus amigos a la zona VIP, entre ellos la gente con la que iba y yo.
-¿Conocía de algo al señor Ramiro Jiménez, el otro denunciado?
-Aquella fue la primera noche que lo vi.
-¿Cómo se conocieron? ¿Hablaron de algo?
-Mi novia estaba sentada en un taburete, como los de los bares, y teníamos nuestras chaquetas colgadas del respaldo. Con algún movimiento la chaqueta de mi novia se cayó al suelo sin que nos diéramos cuenta. Ahí fue cuando conocí al tal Ramiro: él la recogió del suelo y me la dio. No llegamos a hablar de nada, simplemente le di las gracias y él me levantó el pulgar como diciendo "No hay de qué".
-Y al señor Luís Prieto, el denunciante, ¿lo conocía?
-Nunca lo había visto en mi vida. Lo sabría porque es alguien que no pasa desapercibido ¿no cree?
-Supongo. Pero continuemos: después de que Ramiro Jiménez le devolviese la chaqueta ¿qué pasó?
-Volví a colgarla del respaldo, esta vez con más cuidado, para que no volviese a caer. Luego seguí atento al concierto, sin más.
-¿Qué hacía mientras tanto Ramiro Jiménez?
-Bueno, como le he dicho yo estaba atento al escenario, pero había ratos en los que me tapaba la vista la gente que estaba delante mía. Eché una ojeada alrededor y lo vi abrazándose efusivamente con otro tipo. Supuse que sería algún amigo o algo así.
-¿Sólo eso? ¿No molestaba al señor Prieto o hablaba con él?
-Al menos no de forma directa. Como le digo estaba abrazándose con un amigo y ambos visiblemente borrachos, por lo que se tambaleaban peligrosamente, pero sin ninguna maldad.
-¿Fue entonces cuando empezaron los problemas?
-Pues si. En uno de sus tambaleos chocaron con el otro tipo, derramándole completamente su copa. Desde el primer instante se notó en su cara que no le había gustado nada. Los otros dos mientras tanto ni se habían dado cuenta.
-¿Quién comenzó el enfrentamiento?
-Al que le tiraron la copa. Se encaró con los otros dos y empezó a gesticular y a gritar, aunque con la música tan alta no pude escuchar lo que decía.
-¿Cómo se desarrolló la pelea?
-Los dos amigos iban bastante borrachos, así que cuando vieron a aquella mole braceando a su lado lo tomaron a risa y empezaron a descojonarse. Aquello no pareció sentarle bien al otro tipo que cada vez estaba más enfadado. Cuando los otros dos dejaron de hacerle caso, su enfado llegó a algún límite y empezaron los golpes: cogió al amigo de Ramiro, lo giró hacia él y lo tumbó de un puñetazo. A Ramiro no le di tiempo a reaccionar cuando ya lo tenía agarrado y comenzó a golpearle en la cara una y otra vez sin soltarle de la camiseta. Colgaba de su mano como un muñeco de tamaño real.
-Y ahí fue cuando usted intervino, ¿cierto?
-Cierto.
-¿Qué hizo usted exactamente?
-Bueno, apenas tuve tiempo de pensarlo: a un par de metros le estaban pegado una paliza mortal a un tipo que no se la había ganado. Por instinto bajé a mi novia del taburete, lo cogí por la patas y con la inercia de mi movimiento golpeé con todas mis fuerzas al tipo. Si no recuerdo mal le di de lleno en la cabeza, un poco por encima de la oreja. Sólo esperaba desconcertarlo, aturdirlo quizá, pero lo noqueé. Supongo que no pensé en el daño que podría causar.
-¿Por qué lo hizo? ¿Por qué intervino de esa manera en una pelea que no iba con usted, entre dos desconocidos?
-Verá, puede parecerle una estupidez, y ahora en frío fue a todas luces una equivocación, pero Ramiro había recogido la chaqueta de mi novia, un gesto de cortesía con unos desconocidos, y a mi me han educado para devolver los favores...



Saludos

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