jueves, 27 de junio de 2013

Nuestra canción (Relato)

Recuerdo perfectamente el momento en el que, sin necesidad de palabras, decidimos que esa iba a ser nuestra canción.
Íbamos en mi coche camino a su casa. Era una de nuestras primeras citas, y la primera vez que la llevaba en coche. Yo estaba un poco nervioso porque era mi música la que sonaba a través de los altavoces y podía averiguar, por las caras que ponía, que nuestros gustos estaban bastante alejados.
-Si no te gusta la música puedes cambiar la canción. O podemos poner la radio.
-No, está bien. Yo escucho de todo.
Ahí estaba el famoso Yo escucho de todo: la mítica frase que se dice cuando no quieres hablar de la música que escuchas. Estaba claro que no quería definirse en su gusto totalmente distinto del mío para no poner una distancia entre nosotros de buenas a primeras. Eso me dejó un poco preocupado.
Pero entonces llegó la canción que salvó el día.
Era una de esas canciones que empecé a escuchar siendo adolescente, de esas que ayudan a construir tu gusto musical y que sigues llevando en tu reproductor de mp3 en parte por nostalgia y en parte porque sigues adorando esa canción. Una de esas canciones que descubrías en la MTV cuando todavía era un canal de música o en la VIVA alemana porque era el canal de música que había en todos los satélites de las comunidades de vecinos.
Cuando empezaron a escucharse los primeros acordes una sonrisa iluminó su cara.
-¡Conozco esta canción! Mi hermano la ponía a todas horas en mi casa cuando era más joven. Me encanta...
Todos los nervios, toda la preocupación se desvanecieron.
Los gustos darían igual, solo necesitaríamos buscar los puntos de conexión. Y ese era un viaje que los dos queríamos comenzar y para el que ya teníamos banda sonora.

Ahora que esa historia se acabó, siempre que aleatoriamente vuelvo a escuchar esa canción me acuerdo de ella, de los buenos ratos y de los no tan buenos. Siempre será nuestra canción.


Saludos

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