miércoles, 5 de marzo de 2014

Cinco minutos

Cinco minutos no como medida de tiempo, sino como aviso y magnitud de cambio. Como los cinco minutos de propina en la cama después de sonar el despertador.
Cinco minutos antes de moverte, antes de empezar nada. Tantos cinco minutos como hagan falta.
Nada de precisión; nada de cronómetro y reloj: cinco minutos sensoriales.
Cinco minutos positivos, para parar y respirar, para relajarse y pensar, para disfrutar de la compañía.
Cinco minutos en los que nada importe más allá de disfrutar ese tiempo muerto.
El contexto por encima del tiempo; el presente por encima del futuro; las ilusiones por encima de la realidad.
Cinco minutos que nunca querrías que terminasen, que pides prestado como prórroga de un buen momento.
Cinco minutos simbólicos elevados a costumbre y necesidad.
Una torta en la cara de la moderna prisa por todo; un campesino observando sus sembrados con una brizna de hierba entre los dientes.
Cinco minutos en los que recordar de dónde vienen los cinco minutos.

Saludos

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