miércoles, 24 de octubre de 2012

Nubes de tormenta

Encargos ajenos me llevan de vuelta al lugar donde observé a la gente moviéndose con prisa hacia sitios sin importancia para hacer cosas sin importancia.
Un puñado de días después el entorno no ha cambiado, yo soy el mismo, pero todo parece distinto.
Como una filosofía de vida trato de flotar sobre la realidad, y no esquivo a los transeúntes; navego, fluyo, me deslizo entre ellos.
Son las nubes de tormenta, generalmente imaginarias, las que me hacen acumular bilis en la boca.
Y como un chalado bipolar ignoro la mal disimulada estupidez de cada comportamiento.

Aquello de que depende del cristal con el que se mire, supongo...

Saludos

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